Ugarte y Moscoso 330 es un nuevo proyecto inmobiliario de Armando Paredes en San Isidro, que fue pensado con cariño, imaginando el día a día de sus futuros dueños y cuidando cada detalle. El piloto de este nuevo Armando, que ya está próximo a entregarse, tenía que reflejar esa calidez y cercanía; por eso, la propuesta de decoración giró en torno a las posibilidades creativas del diseño peruano.
“Creo que el piloto no debe ser un espacio tieso, que se sienta demasiado nuevo, si no que tiene que reflejar lo que es una casa”, explica el arquitecto Gianfranco Loli, autor del interiorismo del departamento y de la convocatoria de diseñadores, marcas y proyectos de diseño peruano que participaron.
“Buscamos elementos que tuvieran ese toque fresco y diferente que nos gusta para Armando, porque Armando es eso: irreverente y joven, pero elegante”, aseguró Gianfranco.
Un ejemplo de esta visión es la mesa del comedor de Tembo, la marca de muebles de diseño del arquitecto Guillermo Thornberry. La pieza es de madera sólida y fue elegida por sus acentos en frambuesa pop. Comparte con el departamento una calidez lúdica, alejada de los lugares comunes.
La frescura se siente en los ambientes en buena parte gracias a la curaduría de Mónica de la Villa sobre el espacio. Fundadora de Tregua, proyecto de diseño, arte y mobiliario, ella tiene una relación cercana con Armando: “Mi esposo y yo nos conocimos y enamoramos en uno de los primeros edificios de Armando Paredes en Barranco. Años después, cuando regresamos juntos de Nueva York, también nos mudamos a un Armando”, cuenta.
Mónica busca mezclar artistas y técnicas en composiciones cotidianas. Para la sala propuso piezas de Ana María Gastañeta, Juan Miguel Marín y Valentino Sibadon, tres artistas latinoamericanos jóvenes, la primera fotógrafa, el segundo con una propuesta de dibujo a mano alzada con acrílico y el tercero con un escombro intervenido a modo de pieza escultórica. Por otro lado, cuatro serigrafías del peruano Francesco D’Angelo unen con fluidez dos espacios.
“Cada cosa encuentra su lugar. Con Mónica nos hemos paseado cuadro en mano viendo qué funciona dónde y qué no. Intentado que no sea el cuadro grande sobre el sofá de tres cuerpos. Es todo exploración”, explica Gianfranco sobre el lugar del arte en el depa de Ugarte y Moscoso.
La temperatura se consigue también con texturas. Las mantas y cojines de Zuzunaga (marca de Cristian Zuzunaga, nacido en España con familia peruana), hacen un juego gráfico y cromático y dan otra dimensión de calidez, junto a la iluminación creada por puntos de lámparas bien ubicadas, como sucede con la luminaria Vasuca de Studio Orbeat, del diseñador Luis Ortiz de Zevallos, que se suspende sobre el comedor.
Las plantas y macetas, a cargo de Magaly Jerí y Jose “Tayo” Velasquez de La Muyita, aportan color y vida al espacio e incluso quitan o suavizan ángulos, contribuyendo al aire relajado del lugar. “Tiene que haber armonía entre las plantas y macetas que uno elija, el piso, los muebles, todo”, recomienda Tayo.
Sobre el paisajismo de interiores, Magali detalla el proceso de selección: primero, elegir los espacios a intervenir; decidir los tipos de plantas adecuados (teniendo en cuenta elementos como la cantidad de luz natural); luego, hacer el match entre el ambiente y el verde, y eso incluye desde saber cuánto tiempo quiere la persona dedicarse a su cuidado, hasta el tipo de maceta que mejor le irá.
El filodendro, gran planta para esquinas o para acompañar muebles, es un ejemplo de su visión tropical para Ugarte y Moscoso. De hojas siempre verdes, esta planta requiere pocos cuidados y soporta que sea invierno o verano.
“Lo genial de la arquitectura de Armando es que es un lienzo muy armado”, concluye Gianfranco. “Hay un diseño atrás, bonitos acabados, buena distribución. Mi trabajo se vuelve más fácil porque en vez de cubrir o disfrazar, realzo lo que ya existe”. Y ese es un consejo que aplica a cualquier buen espacio.
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