Este es un barrio que lo tiene todo. Los alrededores de Pasaje Laureles conservan el espíritu tradicional de San Isidro en sus calles arboladas y su ritmo tranquilo. A la vez, cuenta con la practicidad de sus tiendas, supermercados, restaurantes y áreas comerciales, para elegir la privacidad o el dinamismo, dependiendo de nuestro estilo de vida o nuestro humor. Se entiende por qué Armando Paredes ha querido poner aquí su nuevo proyecto.Y es que hay pocos sitios como este para un depa con onda, que puede vivirse muy privado o puede sentirse en medio de todo.
El día puede empezar trotando alrededor del Lima Golf, con una ruta en bicicleta o haciendo yoga en medio de alguno de los cuatro parques cercanos. De regreso a Los Laureles, se puede parar en Rovegno o, si hay tiempo, encontrarse con alguien en la terraza de Isidro Café. Y si tienes la suerte de que tu oficina quede cerca de tu departarmento, ya puedes ir planeando lo que harás con el tiempo que te sobra al ir en bici o en scooter a trabajar.
Si se busca una ruta gourmet, esta te va a encantar: el mejor timbal de langostinos está en la trattoria San Ceferino; la hogareña intimidad de la carta de La bodega de la Trattoria, las parrillas de El Hornero, o puesta en escena romántica de La Bombonniere. Para el brunch del fin de semana, siempre estará el Perroquet, y para una noche en pareja o con amigos, darse un salto por un pisco sour del Bar Inglés.
Vivir en una zona residencial que está tan cerca de supermercados y áreas comerciales con tus tiendas favoritas, hace más simple conseguir lo que necesitas sin perder la comodidad ni la tranquilidad. Porque sí, el barrio de Los Laureles es uno de los últimos espacios residenciales de la ciudad. En sus calles conviven una atmósfera clásica, con un estilo de vida contemporáneo y dinámico, que nos llena de buena energía, y nos da privacidad para cuando queremos, simplemente, quedarnos en casa.