Miraflores es uno de esos barrios que lo tiene todo. Gastronomía, arte, cultura, diversión. Vivir o trabajar en Miraflores es encontrar estímulo e inspiración constantes; es ahorrar tiempo pues todo está a la mano; y es, sin duda, una gran inversión en el futuro.
Aunque hay muchas zonas que nos encantan, esa sensación se incrementa mientras más nos acercamos al centro de Miraflores. Su corazón es el famoso Parque Kennedy y hasta él llegan avenidas emblemáticas como Larco, Benavides, Pardo y Arequipa.
Aquí, los principales comercios buscan espacios; surgen nuevas propuestas en diversidad de rubros, a la par que se mantienen esos lugares tradicionales de toda la vida; los turistas y los limeños se encuentran en el dinámico y vibrante barrio.
Aún así, todavía existen calles apacibles que permiten disfrutar de la conectividad y la efervescencia del distrito, sin perder los aires de ciudad tradicional que también lo caracterizan. Es el caso de Libertad, una de esas calles miraflorinas que tanto gustan.
No extraña que Armando Paredes también quiera ser parte del vecindario. Por eso, llega a Libertad con un edificio de onda contemporánea, con depas, oficinas boutique y espacios comerciales. Libertad 227 será el lugar ideal para hacer nuevos planes.
Imposible enumerar todo lo que hace especial a esta zona. Está el Cine El Pacífico (que se fundó en 1958); la churrería Manolo, un clásico limeño. También está el nuevo corredor gastronómico del Pasaje San Ramón y la zona de entretenimiento, con algunos de los bares, restaurantes de Miraflores, que se renuevan constantemente.
Librerías, galerías de arte como Fórum o la Sala Luis Miró Quesada Garland, y el Teatro Británico, aseguran una cartelera cultural variada e interesante.
La oferta comercial se afianza con lugares como Balta Shopping. Pero también hay espacio para descubrimientos que se convierten en acogedores puntos de reunión. Como Barra Botánica en plena calle Libertad, un nuevo lugar para tomar y comer algo, comprar plantas e intercambiar información sobre el cuidado de los jardines interiores y exteriores.
Una de las mejores partes de vivir y trabajar aquí, es que todo puede hacerse caminando. También se puede optar por usar las ciclovías, para llegar a la oficina en bicicleta o volver a casa en scooter. El dinamismo se traduce en un estilo de vida más sano, relajado y satisfactorio.
A pocos pasos del parque de Kennedy, la bajada Balta –con su camino empedrado– llega a la playa. Es imposible que bajar a surfear, montar bicicleta o correr junto al mar, no se vuelva parte de la rutina diaria.