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Amigos de Armando: En el taller de Mateo Liébana

El amor por el arte corre en la sangre de Mateo Liébana, cuya familia está muy ligada al mundo cultural peruano. Su padre, Jaime Liébana, fue un gran coleccionista y difusor del arte popular, mientras que su hermano Joaquín Liébana se distingue como escultor y artista visual. Desde chico, Mateo comenzó a plasmar su visión del mundo a través de dibujos y bosquejos. A medida que crecía, su pasión por el arte se intensificó y convirtió en un vehículo de expresión personal

Mateo estudió Arquitectura en la Universidad Ricardo Palma y apenas terminó su carrera cofundó el estudio Vicca Verde. Tras 12 de años de trabajo, Mateo finalmente decidió dedicarse por completo a su verdadera pasión: la pintura.

Su arte se desarrolla de manera orgánica y cambiante. Este enfoque, que ha evolucionado con el tiempo, implica una transición de dibujar a pintar, incorporando técnicas que enfatizan la interacción entre luces y sombras. El núcleo de su trabajo artístico es la figura humana, una representación de recuerdos y emociones pasadas que emergen de manera impetuosa. Sus lienzos son testigos de una expresión desatada de forma y color.

Su obra es un refugio personal; un espacio donde construye libremente su propio universo, nutrido de recuerdos de su infancia y de la vida en su barrio de toda la vida, Barranco

El taller de Mateo Liébana en Barranco se encuentra en el mismo distrito donde creció. Puede describirse como un santuario creativo. Este espacio, que representa su universo personal, está lleno de elementos y recuerdos que reflejan su conexión con el barrio. Su taller queda muy cerca a su departamento y a lo que fue la casa de sus padres, que hoy es una especie de galería que alberga la impresionante colección de Jaime Liébana. Por esa razón, para el pintor, Barranco es un lugar inspirador y estimulante.

Mateo pasa un tiempo significativo en su taller, aunque no sigue una rutina rígida. Puede trabajar durante horas seguidas, pero también se permite la flexibilidad. Cuando siente que no ha logrado lo que se propuso, toma distancia del cuadro y aprovecha la cercanía al mar para irse a correr olas, su otro gran placer. Deja todo preparado para retomar al día siguiente. Su proceso no se basa en un único punto de partida, sino en una exploración constante que implica ajustar y revisar sus pinturas mientras progresa.

Actualmente, Mateo Liébana está inmerso en una serie titulada “No estamos solos”, que explora temas relacionados con los extraterrestres, la realidad virtual y una nueva percepción del mundo.

La colaboración de Liébana con otros artistas y amigos ha enriquecido su práctica. Estas colaboraciones han llevado a la creación de murales y obras de arte, como la serigrafía “Arquitecto” para Armando Paredes, que se ha convertido en una de las piezas icónicas en el arte de Armando. La obra refleja el interés de Mateo Liébana por el lenguaje de la arquitectura y el diseño. Ese mismo espacio creativo en el que se mueve Armando, y que lo acerca a personajes como este pintor peruano

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