La idea de lograr que las personas estén felices y cómodas en su depa, y que sientan que es el mejor lugar posible para estar; este aprecio por el hogar, el barrio y la ciudad, no fue una consecuencia de la pandemia para Armando Paredes. “Creemos que siempre lo hemos buscado”, comenta Thait Chang Say, fundador y CEO de Armando Paredes. La nueva normalidad ha impulsado a modificar algunos de sus proyectos, es verdad, pero la esencia de la marca se mantiene y resulta más vigente que nunca.
Cuando empezó el año 2020, Armando iniciaba un importante proceso de consolidación de su portafolio. Con stock de proyectos suficiente para los próximos cuatro o cinco años, era momento de entrar en una etapa intensa en lo operativo, para finalmente centrarse en la búsqueda de mayores eficiencias. Sin embargo, con la pandemia todo esto se aceleró, así que la reingeniería planificada tenía una sola chance para darse. Y no era una opción parar.
Así, en los últimos dos años, se han entregado tres proyectos inmobiliarios clave: Vanderghen en Miraflores, Los Nogales y Basadre en San Isidro. En palabras de Thait, todos ellos se han vuelto de alguna forma “personajes memorables” dentro de sus propios barrios, y las respuestas de los clientes –actuales y potenciales– han sido muy satisfactorias. Al igual que los otros edificios de Armando, no pasan desapercibidos, y logran marcar un hito en el barrio.
Emblemático oso de Aldo Shiroma, en el Armando de Vanderghen, en Miraflores.
Lobby de Los Nogales. Thait Chang Say, CEO de Armando Paredes.
No son solo proyectos inmobiliarios en Lima, son visiones de una ciudad posible. Lo es el Armando de Vanderghen, por ejemplo, con su amable plaza que regala un área pública a la ciudad y la escultura de Aldo Shiroma, que despierta una interacción constante con los vecinos. También los balcones de Los Nogales y las terrazas de Basadre, que no son solo decisiones estéticas, sino que se relacionan de una manera distinta con el clima, el cielo y la energía de Lima.
La fórmula familiar con espacios bien pensados y distribuidos, áreas independientes que consideran tanto la importancia de socializar como de disfrutar de nuestro depa de forma mas íntima –ya sea solos, en pareja o con hijos– es el núcleo de la oferta residencial de Armando. “No hemos descansado en seguir ejecutando nuestro propósito”, afirma el CEO. Y eso, a fin de cuentas, se está convirtiendo en un modelo a nivel local. “En los últimos años, hemos visto que otras inmobiliarias han empezado a invertir más y mejor en diseño; nos entusiasma, porque es una buena oportunidad para que la ciudad cada vez se vea y se sienta mejor”, afirma.
Terraza en el Armando de Malecón Castilla, en Barranco.
Hoy, cuando Armando Paredes cumple 15 años desde su primer proyecto, es una marca más madura. “Entendemos nuestra madurez como un desarrollo, más que una transformación”, complementa Thait. Y por eso, la generación de orgullo e identidad, la adaptabilidad para atender a los distintos segmentos del mercado, y la implementación de su propuesta mixta (residencial y comercial), están más asentadas
que nunca.
Armando quiere que la gente camine por su barrio, que haga ejercicio al aire libre, que camine para llegar a su trabajo, para hacer compras o simplemente para pasear, y luego vuelva a casa a seguir viviendo una cierta sensación de bienestar. Este objetivo trasciende y se mantiene. Es la visión que Armando tiene para Lima.