Desde sus inicios hace más de 15 años, el arte peruano ha sido una fuente de inspiración para Armando Paredes. El aprecio y entusiasmo por el diseño y la creatividad en todas sus formas han estado siempre detrás de los proyectos de Armando.
Esta propuesta no solo se refleja en las fachadas, lobbies o interiores de cada departamento. Para darle mayor énfasis, las colaboraciones con creadores locales de distintas disciplinas han sido constantes. Es otra de las maneras que Armando tiene de sentirse orgullosamente peruano.
Como tal, le encanta regalar a los amigos. De su oficina han salido muchas piezas firmadas por artistas y diseñadores, sobre todo peruanos. Se han hecho serigrafías de obras de Mateo Liébana, Rafael Lanfranco, los Hermanos Magia, entre otros. En una ocasión, se preparó una serie de libretas pensadas por Estudio SED, que también diseñó unos brochures-pósters de Armando que ganaron un premio en el Latin American Design, LADFEST.
En su edificio de Vanderghen, Armando Paredes le regaló una plaza a sus ocupantes y le prestó a la ciudad una pieza de arte público de su propia colección. El oso de Aldo Shiroma es una escultura que ya se ha vuelto parte del paisaje urbano del barrio.
El edificio de Santa Cruz alberga a la galería Ginsberg, escenario de decenas de exposiciones de arte contemporáneo que, más de una vez, se han extendido hasta la calle.
En su proyecto de Malecón Castilla, puede verse la puerta creada por la familia Cesár, carpinteros ebanistas limeños que fue la antigua dueña del terreno donde se levantó el edificio. Una pieza funcional y cotidiana cobra un valor distinto cuando nos recuerda la historia del lugar. Y el arte tiene esa capacidad.
Los pilotos de Armando están llenos de piezas de arte, diseño y artesanía, y te dejan entrever lo cálido y acogedor que resulta un espacio armado con cariño. Además, han sido decorados en colaboración con interioristas como Gianfranco Loli y Viviana Velarde, que demuestran el valor de imprimir personalidad y estética en tus espacios personales.
Desde su primera oficina, a Armando lo ha acompañado el arte. Hoy, en su sede del edificio Grau, en Barranco, convive con un óleo de Aaron López en el lobby, un par de esculturas de Aldo Shiroma en la sala de reuniones, la pintura de Mateo Liébana en la sala del directorio, así como muchos otros cuadros y piezas repartidos en los distintos espacios de oficina. Es parte de la cultura de trabajo y propicia un clima laboral agradable e inspirador. Es aquí donde nacen las mejores ideas de Armando.
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